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La psicopedagogía y el ejercicio de las neuronas

Sara Torelló i Enrich
Pedagoga y logopeda de Toengab

Es cierto que cuando una neurona muere, otra se hace cargo de su trabajo: por eso es tan importante que las tengamos bien ejercitadas. Todas las personas tenemos las mismas áreas cerebrales, las famosas 52 áreas de Brodmann (áreas de Broca -habla, de Wernicke -comprensión, de audición, de conocimiento, de emoción, de la parte motora, de la visión, del olfato, etc.) y, por lo tanto, tenemos las mismas habilidades intelectuales. También se nos dice que el cerebro posee cien mil millones de neuronas, un billón de células gliales (células de apoyo) y que establece 100 billones de sinapsis, ya que las ramificaciones de una neurona pueden formar sinapsis con otras mil neuronas, y que nuestras reservas neuronales son tan grandes que, aunque perdiéramos mil neuronas cada día, significaría una pérdida menor del 1% del total de las neuronas al final de nuestra vida. Cada descubrimiento que se hace, nos da a entender que la mayoría de las personas ni siquiera utilizamos el 5% de toda nuestra capacidad. Consecuentemente, si todos los cerebros humanos no patológicos tienen la misma estructura, fisiológicamente hablando, partimos de que todos tenemos las mismas posibilidades para entender/comprender y aprender cualquier cosa. Pero ¿por qué no todos desarrollamos nuestro potencial por igual? Es cierto que la inteligencia tiene un componente genético, pero la calidad y cantidad de las interacciones con nuestro entorno, entre otros factores, son primordiales para desarrollar nuestras habilidades cognitivas. Sócrates, en su época, decía que los humanos somos perezosos porque no utilizamos plenamente nuestra capacidad mental. Actualmente, existen estudios recientes que demuestran que un individuo puede duplicar, triplicar e incluso cuadruplicar su capacidad mental. El problema es que la mayoría de las personas no sabemos utilizar de la mejor forma posible todo nuestro potencial. 

En general, hay muchas personas que utilizan solo el lado izquierdo del cerebro, donde todo está sistematizado, detallado, controlado, presentando un comportamiento lógico verbal. Todo está tan organizado que la forma de ver el mundo es extremadamente limitada; metafóricamente, se ven solo los árboles, pero no se logra ver el bosque. En el otro extremo, las personas que tienen más desarrollado el hemisferio derecho son más soñadoras, creativas, intuitivas, llenas de preocupaciones sociales, pero que nunca logran concretar sus ideales. Por ejemplo, tenemos la figura de Van Gogh, quien pintó mil seiscientos cuadros, pero solo logró vender uno; como ya sabemos, vivió y murió en la miseria; en este caso, veía el bosque pero era incapaz de ver los árboles. 

En general, la mayoría de las personas se ha acostumbrado a aprender a pensar solo con uno de los dos hemisferios, potenciado por los estilos de educación recibidos. Consecuentemente, cuando diseñamos programas de estimulación-activación de la inteligencia, sobre todo en personas que vienen a la consulta solicitando ejercitar la memoria, mejorar las técnicas de estudio, la comprensión lectora, optimizar la expresión oral o escrita, aprender a aprender, etc., tanto a estudiantes, profesionales en activo y/o personas con déficits cognitivos, lo que hacemos es que trabajen con ambos hemisferios cerebrales, es decir, que ejerciten las neuronas de manera armónica y equilibrada, entre ambos hemisferios. Preparamos actividades para provocar estas conexiones, que permiten actuar y complementar estas funciones. 

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